En 1972, la revista Saga publicó un artículo titulado “Los doce cementerios del Diablo alrededor del mundo” escrito por el biólogo escocés Ivan T. Sanderson, fundador de la Sociedad para la Investigación de lo Inexplicable. En resumen, detallaba la forma en que localizó las “doce áreas distribuidas equitativamente sobre la superficie terrestre donde sucedían cosas extrañas”. Obviamente, una de las áreas más famosas identificadas era el Triángulo de las Bermudas donde, según Sanderson, múltiples desapariciones misteriosas se minimizaron o simplemente ignoraron. Hasta el 5 de diciembre de 1945.
El Triángulo de las Bermudas.
Aquel día, una flotilla de cinco torpederos TBM Avenger de los Estados Unidos se esfumó sin dejar rastro a pocos minutos del despegue desde la Estación Aérea Naval de Fort Lauderdale. Una misión de rutina terminó con la desaparición del Vuelo 19. En el artículo, Sanderson afirmó que los pilotos mantuvieron contacto entre ellos hasta el momento de la desaparición. Después, empezaron a reportarse perdidos mencionando que el océano tenía una apariencia inusual.
Sin embargo, en otros informes ni siquiera se mencionan las comunicaciones de los pilotos. Y atribuyen la desaparición de los cinco torpederos a un error de navegación que terminó agotando su combustible. Respecto al Martin Mariner desplegado como patrulla de rescate para intentar localizar al Vuelo 19, y que también terminó esfumándose en cuestión de minutos, los informes más escépticos hacen mención de una supuesta explosión divisada desde un petrolero y una posterior mancha de aceite flotando sobre la zona. Esto confirmaría la explosión del hidroavión Mariner.
Los primeros vórtices viles de Ivan T. Sanderson.
En 1966 se publicó una historia donde se refería esta zona como el Triángulo de las Bermudas aunque, según Sanderson, el área se acerca más a un rombo. Cuando el biólogo empezó a indagar el historial de la zona, rápidamente encontró información sobre otras regiones donde se suscitaron anomalías de la misma categoría. La segunda región se refiere como el Mar del Diablo, una amplia zona marítima situada frente a las costas de Japón.
El Mar del Diablo.
Dice la leyenda que el número de desapariciones en esta región fue tan alto, que el gobierno nipón se vio en la necesidad de declararla insegura. En marzo de 1971, Ivan T. Sanderson recibió una invitación para el programa de televisión The Dick Cavett Show donde debatiría sus teorías con Arthur Godfrey, un locutor que mantenía una postura crítica y escéptica en torno a estos temas.
Sin embargo, Sanderson se llevó una sorpresa cuando Godfrey relató sus propias historias sobre acontecimientos extraños, empezando con un informe sobre su radio y otros instrumentos que simplemente dejaban de funcionar cuando ingresaba al Mar del Diablo, que también se conoce como Triángulo del Dragón, pese a la insistencia de Sanderson de que asemeja más a un rombo.
Zonas de antiguos megalitos.
La próxima zona en atrapar la atención de Sanderson está ubicada en el Mediterráneo, muy cerca de Argelia, en un sitio donde se encuentran diversos megalitos. Aunque estas estructuras por sí solas representan un misterio, fue la desaparición de dos submarinos y varias embarcaciones pequeñas lo que llamó la atención.
Meses después, el biólogo recibió una carta de una mujer que, supuestamente, no tenía conocimiento sobre la investigación que realizaba en el Triángulo de las Bermudas. En el escrito, la dama mencionaba que existía un área cerca de Afganistán donde habían desaparecido varios aviones cargados con lingotes de oro. Parte de la carga se recuperó, pero las aeronaves desaparecieron sin dejar rastro.
En esta zona se ubica Mohenjo-Daro, una ciudad en ruinas que otrora figuró como el asentamiento más importante de las civilizaciones establecidas en el Valle del Indo. En el artículo, Sanderson no hizo mención alguna de la ciudad ni las misteriosas causas que llevaron a su abandono.
El volcán submarino en Hawái.
Para esa época ya contaba con cuatro zonas en línea recta, ubicadas exactamente a setenta y dos grados una de la otra, por lo que Sanderson sólo trazó una extra para cerrar el círculo. La quinta zona se ubicaba al noreste del archipiélago de Hawái, donde también se localiza un volcán submarino. Cuando delimitó la zona, no contaba con información relevante sobre anomalías en este lugar.
Sin embargo, durante el encuentro con Godfrey supo que el locutor tuvo la oportunidad de participar en un vuelo experimental llamado Mars, aunque al final no pudo participar y le tocó observar la trayectoria desde el radar. Mencionó que siguió al avión en la pantalla durante aproximadamente un minuto, y entonces desapareció por completo.
Los vórtices viles en el hemisferio sur.
Tras delimitar las cinco zonas en el hemisferio norte, Sanderson se dispuso a develar los misterios que guardaba el sur del planeta. Señaló tres puntos donde, supuestamente, se habían producido desapariciones alarmantes: sobre la costa sureste de Sudáfrica, en la costa sureste de Argentina y frente a la costa sureste de Australia, en el mar de Tasmania. No proporcionó eventos o relatos específicos, pero incluyó estas zonas en su lista de los vórtices viles.
Al sureste de Argentina podemos encontrar una región denominada Anomalía del Atlántico Sur. En este lugar, uno de los cinturones de radiación de Van Allen se aproxima de forma dramática a la Tierra, debilitando el campo magnético con la subsecuente exposición de los satélites a la radiación, que provoca fallas en los equipos. La región frente a Sudáfrica comprende la Fosa de las Nuevas Hébridas y las Islas de la Lealtad, empleadas para referenciar al mismo vórtice. En esta zona se incluye Isla Sandy, isla que jamás existió pero se ilustró en diversos mapas de la antigüedad. Y en el Mar de Tasmania encontramos los megalitos de Zimbabue.
Suponiendo que las siguientes zonas se ubicarían a setenta y dos grados, como en el hemisferio norte, Sanderson señaló la Isla de Pascua repleta de megalitos denominados moái y la Cuenca de Wharton, que describió como una “zona mortal”. En 2014, la Cuenca de Wharton fue escenario de la desaparición del vuelo 370 de Malaysia Airlines.
Los vórtices en los polos.
La docena de vórtices viles finalizó con los polos norte y sur del planeta, sugeridos a Sanderson por experimentados aviadores. Se sabe que el clima es poco favorable en estas latitudes, pero hay relatos de que las brújulas simplemente no funcionan y es muy fácil perder el rumbo. El autor del artículo respaldó la elección de estos vórtices con los informes de aviadores profesionales (supuestamente con registros oficiales) donde se mencionaban aviones que llegaban a destino mucho antes de lo planeado y otras anomalías temporales.
No llegó a revelar ejemplos demostrables de estas incidencias, pero aseguró que son algo común en los doce vórtices. Sin evidencia real y contundente que respalde esta información, estos lugares más que viles resultan solamente interesantes.