Los resultados del estudio demostraron que, aunque las pantallas faciales bloquean el avance inicial del chorro, las gotas expulsadas se mueven alrededor del visor con relativa facilidad y se extienden por una gran área según sean las condiciones ambientales.
Madrid, 1 septiembre (EFE).- Un equipo de investigadores estadounidenses ha demostrado que ni las pantallas faciales ni las mascarillas N95 con válvula sirven para evitar la propagación de la COVID-19, por lo que, advierten, su uso generalizado por parte del público podría tener efectos adversos en los esfuerzos por frenar la expansión de la pandemia.
El estudio, que pretende demostrar la escasa utilidad de las pantallas y las mascarillas con válvula (las famosas “mascarillas egoístas”), ha sido realizado en un laboratorio por investigadores de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Informáticas de la Universidad Atlántica de Florida (FAU), y se publica hoy, martes, en la revista Physics of Fluids.
Para hacer la demostración, los científicos emplearon iluminación con láser y una mezcla de agua destilada y glicerina para generar la niebla sintética que recreaba las gotas en aerosol que se exhalan al toser o estornudar.
Los resultados del estudio demostraron que, aunque las pantallas faciales bloquean el avance inicial del chorro, las gotas expulsadas se mueven alrededor del visor con relativa facilidad y se extienden por una gran área según sean las condiciones ambientales.
Por su parte, las simulaciones con mascarilla facial equipadas con una válvula de exhalación demostraron que un gran número de gotitas sin filtrar atravesaba mascarilla, reduciendo considerablemente su eficacia como medio de control del virus.
“Pudimos observar que las pantallas faciales son capaces de bloquear el movimiento inicial de avance del chorro exhalado, sin embargo, las gotitas en aerosol expulsadas con el chorro se podían mover alrededor del visor con relativa facilidad”, advierte Manhar Dhanak, director de SeaTech y coautor el estudio.
“Con el tiempo, estas gotitas pueden dispersarse en una amplia zona en dirección lateral y longitudinal, aunque con una concentración de gotitas cada vez menor”, agrega.
En Estados Unidos “estamos viendo una tendencia creciente a que las personas sustituyan las máscaras de tela o las quirúrgicas normales por pantallas de plástico transparente o mascarillas con válvulas de exhalación”, advierte Siddhartha Verma, autor principal y profesor del Departamento de Ingeniería Oceánica y Mecánica de la FAU.
“Sin embargo, las pantallas faciales tienen espacios notables a lo largo de la parte inferior y los lados, mientras que las mascarillas con válvulas restringen el flujo de aire cuando se inspira, pero permiten la salida libre de aire”, lamenta Verma.